Sólo hay dos palancas que muevan a los hombres: el miedo y el interés.

Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor.

Las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas.

Sólo se ejerce una fuerte acción sobre los individuos apelando a sus pasiones o a sus intereses, no a su inteligencia.

La ambición y el amor son las alas de las grandes acciones.

Todos los hombres se parecen por sus palabras, solamente las obras evidencian que no son iguales.

Todas las acciones del hombre revelan su naturaleza. Podemos conocer cómo lucharía un hombre, por su manera de cantar; sus arrestos, o su falta de energía, están reflejados en la palabra que pronuncia, en la opinión que forma, no menos que en los golpes que da.

Actuad, si así lo queréis; pero entended que lo hacéis arriesgándoos. Las acciones del hombre ejercen demasiado poder sobre él. Mostradme un hombre que haya emprendido una obra y que no haya sido víctima y esclavo de sus actos.

No hay ningún camino que no se acabe, como no se oponga la pereza y la ociosidad.

La alegría de hacer bien está en sembrar, no está en recoger.