Amor no llega demasiado tarde a quien se siente demasiado solo

Cada vez que hago bien, oh corazón, me invade una dulzura fresca, cuya virtud comprendo; veo dulces sonrisas en bocas que no existen, y manos invisibles que me están aplaudiendo

Alma, mujer, inspiradora: rige mi vida entera para siempre

Amo todo lo verde porque trae hasta mi corazón y mi memoria el recuerdo inefable de tus ojos

Mariposa: qué triste me quedo sin tu luz que mi amor ilumina, te me vas... Te me vas... Y no puedo retener tu silueta divina

Nada diré que sea mentira; iré sobre la claridad, como una espiga al viento, hacia la eternidad

Cuando agitas tu cendal, sueño eterno de Martí, tal emoción siento en mí, ¡que indago al celeste velo si en ti se prolonga el cielo o el cielo surge de ti!

El mundo moderno, al dar rienda suelta a la emoción sólo ha conseguido vulgarizarla. Lo que necesitamos es el dominio clásico

¡Cómo lucha mi amor por asirte! Más si es duro tener que alejarte, ¡mis palabras no deben herirte si mis besos no pueden curarte!

Soy agradecido. Las suaves almohadas no me han dado sino plácidos sueños, enervantes apreciaciones de la vida. Hacía falta a mi voluntad tu agria dureza