La felicidad es ciega, sobrado arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino
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La felicidad es ciega, sobrado arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino
No se sabe la fuerza moral que pierde la exhortación a un desdichado cuando se la dirige el que es dichoso
La democracia, como la aristocracia, como todas las instituciones sociales, llama calumnias a las verdades que le dicen sus enemigos y justicia a las lisonjas de sus parciales
El amor es para el niño lo que el sol para las flores; no le basta el pan: necesita caricias para ser bueno y fuerte
La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los suyos
A veces damos el nombre de favor a la justicia, y creemos de muy buena fe que fuimos buenos y generosos cuando no hemos sido más que justos
Para el espíritu, como para el cuerpo, el que limita la acción menoscaba la energía
Casi siempre es injusticia la austera severidad, y la dulce caridad es casi siempre justicia
Desesperado de hacer la justicia fuerte, se pretende hacer la fuerza justa
Todo lo que endurece desmoraliza