¡Qué pena que beber agua no sea un pecado! ¡Qué bien sabría entonces!
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¡Qué pena que beber agua no sea un pecado! ¡Qué bien sabría entonces!
Para la felicidad son menos nefastos los males que el aburrimiento.
Los antepasados son lo más importante para quien no ha hecho nada.
El hastío es la más estéril de las pasiones humanas. Así como es hijo de la nulidad, es también padre de la negación, ya que no sólo es estéril por sí mismo, sino que esteriliza del mismo modo a cuanto toca o se le acerca.
Nadie se convierte en hombre si antes no ha adquirido una gran experiencia de sí mismo con la que se revela a sus propios ojos, se forja un juicio sobre sí mismo y determina así en cierto modo su destino y su vida.
Los mejores momentos del amor son aquellos llenos de una dulce melancolía, en que uno llora sin saber porqué, y se resigna dulcemente a una desgracia ni siquiera vislumbrada.