Gobernar es pactar; pactar no es ceder.

Las voluntades débiles se traducen en discursos; las fuertes, en actos.

En las arengas destinadas a persuadir una colectividad se pueden invocar razones, pero antes hay que hacer vibrar sentimientos.

Retroceder ante el peligro da por resultado cierto aumentarlo.

El hombre que pretende obrar guiado sólo por la razón esta condenado a obrar muy raramente.

El progreso democrático real no es bajar a la élite al nivel de la masa, sinó en elevar el nivel de la masa al de la élite.

Cuando el error se hace colectivo adquiere la fuerza de una verdad.

Las voluntades débiles se traducen en discursos; las fuertes en actos.

Los proverbios son los ecos de la experiencia de un pueblo y corresponden al pensamiento íntimo de cada uno.

La audacia sin juicio es peligrosa, y el juicio sin audacia, inútil.