Frases de Henri-Frédéric Amiel

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Cuida tu reputación, no por vanidad, sino para no dañar tu obra, y por amor a la verdad

Temen algunas mujeres la soledad de la viudez. No supieron ver que su vida tampoco fue descifrada por el marido. Y que la verdadera serenidad viene casi siempre del monólogo

No niego los derechos de la democracia; pero no me hago ilusiones respecto al uso que se hará de esos derechos mientras escasee la sabiduría y abunde el orgullo

Sin pasión, el hombre sólo es una fuerza latente que espera una posibilidad, como el pedernal el choque del hierro, para lanzar chispas de luz

El encanto es una cualidad de los demás que nos hace más satisfechos de nosotros mismos

Una burbuja de aire en la sangre, una gota de agua en el cerebro, bastan para que el hombre se desquicie