La felicidad es amor, no otra cosa. El que sabe amar es feliz
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La felicidad es amor, no otra cosa. El que sabe amar es feliz
¡El amor puede mendigarse, comprarse, darse, recogerse en la calle, pero no se roba!
Me encontré de pronto en la culminación de la dicha del amor y en consecuencia en la cima de mi vida, de mis añoranzas y aspiraciones
Quería tan solo intentar vivir aquello que tendía a brotar espontáneamente de mi, ¿por qué me iba a ser tan difícil?
Hay muchos santos que en un principio fueron graves pecadores; también el pecado puede ser un camino para la santidad
El hombre poderoso en el poder sucumbre; el hombre del dinero, en el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca el placer, en los placeres
Quien no encaja en el mundo está cerca de encontrarse a sí mismo
No hay ningún sueño eterno: a cada sueño le sustituye uno nuevo y no se debe intentar retener ninguno
El hombre no es de ninguna manera un ser firme y duradero, es más bien un ensayo y una transición, no es otra cosa sino el puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu. Hacia el espíritu, hacia Dios, lo impulsa la determinación más íntima; hacia la naturaleza en retorno a la madre, lo atrae el más íntimo deseo: entre ambos poderes vacila su vida temblando de miedo
Y cuando un hombre está muy triste, no porque tenga dolor de muelas o haya perdido dinero, sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo es la vida entera y está justamente triste, entonces se parece siempre un poco a un animal; entonces tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más hermoso que nunca