Quien está fuertemente individualizado tiene que reconocer que la vida es una lucha constante entre sacrificio y pesar, entre el reconocimiento de la comunidad y la salvación de la personalidad.
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Quien está fuertemente individualizado tiene que reconocer que la vida es una lucha constante entre sacrificio y pesar, entre el reconocimiento de la comunidad y la salvación de la personalidad.
La práctica debería ser producto de la reflexión, no al contrario.
¿Por qué sólo se es partidario de la autodeterminación de los pueblos allí donde se espera sacar provecho de ello?.
En todo el mundo los políticos son muy partidarios de la revolución, de la razón y de deponer las armas - pero ¡sólo tratándose del enemigo, no de uno mismo!
El hombre, creo yo, es capaz de grandes sublimaciones y grances indecencias, puede ascender hasta semidiós y hundirse hasta semidemonio; pero después de realizar algo verdaderamente grande o cometer algo verdaderamente indecente vuelve a caer sobre sus propios pies y recobrar su medida, y al golpe pendular del salvajismo y de lo demoníaco le sigue inevitablemente el golpe de vuelta, el anhelo innato e inevitable del hombre por la medida y el orden.
Nadie pensaba en una guerra, se aumentaba el armamento sólo por si acaso, porque los ricos ven con agrado muros de hierro alrededor de su dinero.
Los que desean la guerra, la preparan y por medio de vagas promesas de una paz venidera o creando el miedo a invasiones intentan convertirnos en colaboradores de sus planes, son amenaza para nuestro mundo y para cualquier tipo de paz.
Todos los pueblos hostiles a la familia han terminado, tarde o temprano, por un empobrecimiento del alma.
La felicidad es amor, no es otra cosa. El que sabe amar es feliz.
La ley del amor, más que un mandamiento, es una invitación a ser felices.