El suicidio sólo debe mirarse como una debilidad del hombre, porque indudablemente es más fácil morir que soportar sin tregua una vida llena de amarguras.

Es fácil temer, pero penoso; respetar es difícil, pero más dulce.

Sed pródigos, muy pródigos; si queréis lograr vuestro objetivo, procurad interesar a los hombres, ya que es difícil contentarlos.

La corona de laurel, donde quiera que aparece, es señal de sinsabores más que de felicidad.

El día afortunado es como un día de cosecha; en cuanto el trigo está en sazón, hay que apresurarse a recogerlo.

Afortunadamente, el hombre sólo puede comprender un cierto grado de desgracia; más allá de este grado, la desgracia le aniquila o le deja indiferente.

Ocúpate de tu cuerpo con disciplina y fidelidad, el cuerpo es los ojos del alma y si los ojos no ven bien, todo el mundo se verá en tinieblas.

Si la mañana no nos desvela nuevas alegrías y por la noche no nos queda ninguna esperanza, ¿es que vale la pena vestirse y desnudarse?.

El aburrimiento es una mala hierba, pero también una especia que hace digerir muchas cosas.

Saber no es suficiente; tenemos que aplicarlo. Tener voluntad no es suficiente: tenemos que implementarla.