La máxima infelicidad, como la máxima felicidad, modifica el aspecto de las cosas.

Vale más hacer la cosa más insignificante del mundo que estar media hora sin hacer nada.

¿Cómo puedes llegar a conocerte a ti mismo? Nunca por la reflexión, sino esforzándote y tratando de cumplir tu deber, sabrás en seguida qué pensar de ti.