El amor y la duda nunca han estado en buenos términos
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El amor y la duda nunca han estado en buenos términos
El silencio del envidioso está lleno de ruidos.
Del hablador he aprendido a callar; del intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna gratitud hacia esos maestros.
Dios no escucha vuestras palabras, salvo cuando él mismo las profiere a través de vuestros labios.
El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría.
Si no puedes trabajar con amor sino sólo con desgana, mejor será que abandones el trabajo y te sientes a la puerta del templo a recibir limosna de los que trabajan con alegría.
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.
¿Dónde puedo encontrar un hombre gobernado por la razón y no por los hábitos y los deseos?
Algunos oyen con las orejas, algunos con el estómago, algunos con el bolsillo y algunos no oyen en absoluto.
La historia no se repite si no es en la mente de quien no la conoce.