Los chinos, incluso los no muy ricos, tienen amantes. Las esposas lo saben. Así están tranquilas: cuando tienen mujeres afuera siempre vuelven a casa
Mostrando de la 41 a la 50 de 56 frases de Marguerite Duras.
Los chinos, incluso los no muy ricos, tienen amantes. Las esposas lo saben. Así están tranquilas: cuando tienen mujeres afuera siempre vuelven a casa
El beso se ha convertido en goce. Tuvo lugar. Se burló de la muerte, del horror de la idea. No le siguió ningún otro beso. Ocupa el deseo todo, para él mismo es su desierto y su inmensidad, su espíritu y su cuerpo
Recuerda el asombro general ante la extrañeza de una noche de la que se hablaba como de algo que hay que fijar fuera de la muerte para más adelante poder contarlo a los niños. Y también que ella hubiera sido partidaria de ocultar aquella noche de verano, de convertirla en cenizas
La locura es como la comprensión, ¿Sabes? No se la puede explicar. Exactamente como la comprensión. Se te viene encima, te llena y entonces se la entiende. Pero cuando le abandona a uno, ya no se la puede entender en absoluto
Podría escuchar cien veces tus historias de china...Ella le coge las manos y las apoya en su propia cara, las besa. Le pide que le cuente. El chino cuenta, con los ojos fijos sólo en ella, la pequeña blanche, una historia de la china imperial
Digo cualquier cosa, y después olvido. Tú lo sabes —sonríes—, pero yo sigo a tu lado en la desesperación que te procuro
He sido comunista hasta que me di cuenta de que el partido soviético no era comunista
Cuando usted lloró, fue sólo por usted y no por la admirable imposibilidad de alcanzarla a través de la diferencia que les separa
Ella dice que deberían llegar a vivir como lo hacen, con el cuerpo cansado en un desierto; en el espíritu, el recuerdo de un solo beso, de una sola palabra, de una sola mirada para todo un amor
Creo que siempre o casi siempre en la infancia la madre representa a la locura. Nuestras madres siempre permanecen como las personas más locas y extrañas que jamás hemos conocido