La filosofía epicúrea, ese lecho estrecho pero limpio

No fue culpa mía si aquella mañana me encontré con la belleza

Todo placer, sentido con gusto, parece casto

Soy como ustedes un juguete en la enorme mano

Una buena voluntad admirable se concentró en torno a mí: la reducida tropa que mandaba tenía en su estrecha cohesión una forma suprema de virtud, la única que soporto todavía: su firme determinación de ser útil

Cada uno de nosotros posee más virtudes de lo que cree, pero sólo el éxito las pone de relieve, quizá porque entonces se espera que dejemos de manifestarlas

El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente

Un buen negociador nunca confía

En el fondo de toda gran impotencia encontramos un sentimiento de tranquilidad

El presente es un momento fugaz, aunque su intensidad lo haga parecer eterno