Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas.

Hablar con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.

Advertid, hermano Sancho, que esta aventura y las a ésta semejantes no son aventuras de ínsulas sino de encrucijadas.

La alabanza tanto es buena cuanto es bueno el que la dice, y tanto es mala cuanto es vicioso y malo el que alaba.

Aparta la imaginación de los sucesos adversos que te podrán venir; que el peor de todos es la muerte, y como ésta sea buena, el mejor de todos es morir.

Las dichas y las desdichas suelen andar tan juntas, que tal vez no hay un medio que las divida: andan el pesar y el placer tan aparejados, que es simple el triste que se desespera y alegre el que se confía.

Amistades que son ciertas, nadie las puede turbar.

Es el amor, cuando es bueno, deseo de lo mejor. Si esto falta, no es amor, sino apetito sin freno.

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.

La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.