Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.

A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse.

El cielo de la fama no es muy grande, y cuántos más en él entren a menos tocan cada uno de ellos.

Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte.

Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee.

Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.

El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando.

La falta de caridad y de amor proceden de una falta de imaginación. Una ligera molestia propia nos duele más que el espectáculo de un terrible dolor ajeno, y el propio apetito nos incita más que el pensar en todo el hambre del prójimo.

Sucede con frecuencia que llega uno a encontrar una idea que buscaba, llega a darle forma, es decir a obtenerla, sacándola de la nebulosa de percepciones oscuras a que representa, gracias a los esfuerzos que hace para presentarla a los demás.

El que no sienta ganas de ser más, llegará a no ser nada.