Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia.

El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos.

De virtud hay una especie, de maldad, muchas.

La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser.

La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos.

Los amigos se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro tiempo.

Donde reina el amor, sobran las leyes.

El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas; y los sentimientos, los caballos.

Más se estiman los bienes adquiridos que los heredados.

Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.