Casarse está bien. No casarse está mejor.

Conócete, acéptate, supérate.

La misma debilidad de Dios procede de su omnipotencia.

Nadie niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista.

Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti.

Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha comenzado a ser cristiano de verdad.

No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente; las virtudes son las que hacen los buenos tiempos, y los vicios los que los vuelven malos.

El pasado ya no es y el futuro no es todavía.

No te aflijas, sino alégrate de preferir ser, aún siendo miserable.

La oración es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre.