No hay riqueza más peligrosa que una pobreza presuntuosa.
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No hay riqueza más peligrosa que una pobreza presuntuosa.
Una virtud simulada es una impiedad duplicada: a la malicia une la falsedad.
Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros.
No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad.
Los que no quieren ser vencidos por la verdad, son vencidos por el error.
Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.
Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.
La medida del amor es amar sin medida.
Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.