Para llegar al conocimiento de la verdad hay muchos caminos: el primero es la humildad, el segundo es la humildad y el tercero, la humildad

Conócete. Acéptate. Supérate

La esperanza tiene dos preciosos hijos: sus nombres son enfado y valor; enfado al ver cómo son las cosas y valor para no permitir que continúen así.

No se accede a la verdad sino a través del amor.

Aprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos a todos.

Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados.

Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan.

Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja.

Las lágrimas son la sangre del alma.

Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida.