La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!

La leve tribulación de un momento nos produce un pesado caudal de gloria eterna.

El Señor conoce a los que son suyos

El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí

No perdáis ahora vuestra confianza, que lleva consigo una gran recompensa

En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado

Lo que uno siembre, eso cosechará

Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo

Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha

La caridad no acaba nunca