Los que no saben gobernar, que obedezcan
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Los que no saben gobernar, que obedezcan
El dinero es la felicidad humana en abstracto; en consecuencia, aquel que no es capaz de ser feliz en concreto, pone todo su corazón en el dinero
Podéis hacerme abdicar de mis glorias y de mi estado, pero no de mis tristezas. ¡Todavía soy rey de mis amarguras...!
Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con palabras
¡Oh amor poderoso!, que a veces hace de una bestia un hombre, y otras de un hombre una bestia
Dejemos esclarecer por el tiempo las dudas. La fortuna conduce al puerto muchas barcas sin piloto
Nunca hay pecado en seguir la propia vocación
La ira es un caballo fogoso; si se le da rienda suelta, se agota pronto por un exceso de ardor
Una buena conciencia vale mil espadas
La belleza, sin necesidad de valedores, persuade por sí misma los ojos de los hombres