Rebuscar los defectos ajenos es signo de no ocuparse de los propios

Por los defectos de los demás, el sabio corrige los propios

Si no tuviéramos defectos, no hallaríamos tanto placer en resaltar los de los demás

No nos molestan aquellos defectos que nosotros no tenemos

Los defectos pequeños de los grandes son muy grandes

La confesión de los pequeños defectos es frecuentemente un deseo de dar a entender que no tenemos otros mayores

Vivimos con nuestros defectos igual que con nuestros olores corporales: no los percibimos; no molestan sino a quienes están con nosotros

El que te habla de los defectos ajenos, habla también de los tuyos a los demás

Una excelente manera de defenderte de los demás es procurar no parecerte a ellos

Cuatro principios a tener en cuenta: Lo contrario es también frecuente. No basta mover para renovar. No basta renovar para mejorar. No hay nada que sea absolutamente empeorable