Muchos hombres se enamoran de un hoyuelo y cometen el error de casarse con la chica entera.

Un loco enamorado sería capaz de hacer fuegos artificiales con el sol, la luna y las estrellas, para recuperar a su amada.

El que vive enamorado delira, a menudo se lamenta, siempre suspira, y no habla sino de morir.

Hay quien ha venido al mundo para enamorarse de una sola mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella.

El enamoramiento es un estado de miseria mental en que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza.

Y para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor.

Cuando se habla de estar enamorado como un loco se exagera; en general, se está enamorado como un tonto.

Uno no se enamoró nunca, y ése fue su infierno. Otro, sí, y ésa fue su condena.

Enamorarse no es amar. Puede uno enamorarse y odiar.

Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: su embriaguez y su enamoramiento.