El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento.
El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
No desprecies a nadie: un átomo hace sombra.
No dejes que se muera el Sol sin que hayan muerto tus rencores.
El verdadero amor es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto.
Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera.
Para mí, la belleza es la maravilla de las maravillas. Sólo los superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible.
Cuando los vicios nos dejan, nos envanecemos con la creencia de que los hemos dejado.
No se desprecia a todos los que tienen vicios; pero se desprecia a todos los que no tienen ninguna virtud.