Y sin embargo hay una luz, una voz, un perfume, un alimento, un abrazo que amo cuando amo a Dios: es la luz, la voz,el perfume, el abrazo, el alimento del hombre interior que está en mí.
Dios es una palabra de cuatro letras. Utilizar o no una palabra, ¿qué importancia tiene? Hay que vivir en Dios, se rece o no.
Se puede olvidar a Dios en los días felices, pero cuando el infortunio llega, siempre es preciso volver a él.
Temo a Dios, y después de Dios temo principalmente al que no le teme.
Ponderemos pérdidas y beneficios y tomemos el partido de que Dios existe. Si ganas, lo ganáis todo; si pierdes, no pierdes nada. Apuesta pues, sin vacilar, por su existencia.
Hay que actuar intuitivamente, obedecer la ley profunda del amor, fundada en una tolerancia absoluta. Es la ley la que tolera o admite que las cosas son lo que son, el auténtico amor no duda nunca, nunca enjuicia, nunca rechaza ni exige. Regenera, restableciendo una circulación hacia el infinito. Quema, ya que conoce el auténtico sentido del sacrificio. Es la vida iluminada.
Cada día de nuestra vida estamos creando nuestro destino.
Si tu llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias.
Si nos volvemos hacia una realidad más grande, es una mujer quien nos tendrá que enseñar el camino. La hegemonía del macho ha llegado a su fin. Ha perdido contacto con la tierra.
La monogamia es como estar obligado a comer papas fritas todos los días.