Nunca me he desprendido de la infancia, y eso se paga caro. La inocencia es un lujo que uno no se puede permitir y del que te quieren despertar a bofetadas.

No hay inocentes, sólo distintos grados de responsabilidad.

Inocente es quien no necesita explicarse.

El 28 de diciembre nos recuerda lo que somos durante los otros 364 días del año.

Son los inocentes y no los sabios los que resuelven las cuestiones difíciles.