Los hombres suelen, si reciben un mal, escribirlo sobre el mármol; si un bien, en el polvo.

De males a bienes dicen que se pasa fácilmente; pero de males a males, digo yo que es más frecuente.

El hombre prudente sabe prevenir el mal, el hombre valeroso lo soporta sin quejarse.

Si eliges entre el menor de dos males, al final del día, sigues teniendo mal.

Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios.

Para toda clase de males hay dos remedios; el tiempo y el silencio.

Aunque apenas pueda resistir mis males, prefiero padecerlos a merecerlos.

Cuando se sugieren muchos remedios para un solo mal, quiere decir que no se puede curar.

El que no aplique nuevos remedios debe esperar nuevos males, porque el tiempo es el máximo innovador.