Ningún saber, por extenso que sea, permite alcanzar la plenitud de la sabiduría sin el conocimiento de sí mismo.

Un hombre nunca debe avergonzarse de sus equivocaciones, que no es más que decir que es más sabio hoy que ayer.

El conocer lo que tenemos delante de nosotros, en nuestra vida ordinaria, ésa es la principal sabiduría.

Más veces descubrimos nuestra sabiduría con nuestros disparates que con nuestra ilustración.

La sabiduria es hija de la experiencia.

La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo.

Todos somos ignorantes. Pero de diferentes cosas.

Sabemos lo que somos, pero ignoramos lo que podríamos ser.

Los negocios de la humanidad nos inspira los corazones de los hombres nobles de dos maneras: admiración o lastima.

Nunca es el hombre tan ridículo por las cualidades que tiene como aquellas que finge tener.