A quien dices el secreto das tu libertad.

Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo.

La confidencia descubre quién era o no digno de ella.

Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.

Las mujeres son secretistas por naturaleza, y les gusta practicar el secreto por su cuenta.

Aún en tus ocupaciones habituales trata siquiera por un día de guardar el secreto de aquello que intentas y a la mañana siguiente verás con mayor claridad tus ideas.

No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido.

Hay gente que no tiene ningún respeto por los secretos ajenos, porque ellos mismos no tienen ningún secreto.

En España la mejor manera de guardar un secreto es escribir un libro.

La mejor fuente de información son las personas que han prometido no contárselo a otros.