No desprecies las tradiciones que nos llegan de antaño; ocurre a menudo que las viejas guardan en la memoria cosas que los sabios de otro tiempo necesitaban saber

Porque la verdadera tradición no emana del pasado, ni está en el presente, ni en el porvenir; no es sirviente del tiempo. [...] La tradición no es la historia. La tradición es la eternidad

La tradición no se hereda, se conquista

Tradición: creación incesante. La tradición nunca estuvo al alcance de los tradicionalistas

La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos

En cada encrucijada del sendero que lleva al futuro, la tradición ha colocado diez mil hombres para custodiar el pasado

Hay que estar contra lo ya pensado, contra la tradición, de la que no se puede prescindir, pero en la que no se puede confiar

En el fondo la tradición no es más que una de las formas que podía revestir la historia pero sin los escollos de ésta. Cumple a la historia narrar los sucesos secamente, sin recurrir a las galas de la fantasía. Menos estrechos y peligrosos son los limites de la tradición. A ella, sobre una pequeña base de verdad le es lícito edificar un castillo

Cuando la tradición es de algún hecho singular, que no se repite en los tiempos subsiguientes, y de que, por tanto, no pueden alegarse testigos, suple por ellos para la confirmación cualquiera vestigio imaginario, o la arbitraria designación del sitio donde sucedió el hecho

La tradición intelectual es de servilismo hacia el poder, y si yo no la traicionara me avergonzaría de mí mismo