La felicidad en el amor no es un estado normal

En el sacerdote, como en el alienista, siempre hay algo de juez de instrucción

Siempre hablamos de defectos análogos a los que tenemos, como si fuera una manera desviada de hablar de nosotros, que une al placer de absolvemos el de confesar

Mentimos toda la vida incluso -o sobre todo o tal vez sólo- a quienes nos aman

El hombre, que juega perpetuamente entre los dos planos de la experiencia y la imaginación, querría profundizar en la vida ideal de la gente que conoce y conocer a las personas cuya vida ha tenido que imaginar

Como todo el que no está enamorado, él piensa que se puede elegir a la persona amada en base a interminables deliberaciones sobre sus ventajas e inconvenientes

Cuando nos vemos al borde del abismo y parece que Dios nos ha abandonado, ya no vacilamos en esperar de él un milagro

Para el beso, la nariz y los ojos están tan mal colocados como mal hechos los labios

No hay paraíso hasta que se ha perdido

Por muy bien hechos que estén los puntos de sutura, se vive con dificultad cuando nuestras vísceras han sido substituidas por la añoranza de una persona; parece que ésta ocupara más lugar que aquéllas, la sentimos continuamente, y además ¡qué ambigüedad verse obligado a pensar una parte del propio cuerpo!