Cuanto más nos inclina la naturaleza a los placeres, tanto más propensos somos a la licencia que a la decencia.
La mitad del mundo no puede comprender los placeres de la otra mitad.
Los placeres del mundo son nuestro único alimento. La última gota nos mantiene todavía vivos.
Cuando no se ha sabido vivir, menos aún puede saberse morir.
La autoridad de la moda es tal, que nos obliga a ser ridículos para no parecerlo.
No basta con arrepentirse del mal que se ha causado, sino también del bien que se ha dejado de hacer
La autoridad de la moda es tal que nos obliga a ser ridículos para no parecerlo
Cuando uno está dominado por el lujo, la privación de lo superfluo le es casi tan sensible como la falta de lo necesario