Cuando una medicina no hace daño deberíamos alegrarnos y no exigir además que sirva para algo.
La medicina ha prolongado nuestra vida, pero no nos ha falicitado una buena razón para seguir viviendo.
Los médicos trabajan para conservarnos la salud, y los cocineros para destruirla, pero estos últimos están más seguros de lograr su intento.
El progreso de la medicina nos depara el fin de aquella época liberal en la que el hombre aún podía morirse de lo que quería.
Cuando un médico va detrás del féretro de su paciente, a veces la causa sigue al efecto.
La enfermedad hace agradable la salud; el hambre la saciedad; la fatiga el reposo.
Los perros sólo ladran a quienes no conocen.
Los buscadores de oro cavan mucho y hallan poco.
Todas las leyes humanas se alimentan de la ley divina.
Para Dios todo es hermoso, bueno y justo. Los hombres han concebido lo justo y lo injusto.