Prefiero los malvados a los imbéciles. Aquéllos, al menos, dejan algún respiro.
El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad.
La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
El recuerdo del mal pasado es alegre.
Más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Quien no buscó amigos en la alegría, en la desgracia no los pida.
Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro.
La conciencia es, a la vez, testigo, fiscal y juez.
A quien Dios no le dio hijos, el diablo le dio sobrinos.