Un filósofo es un tipo que sube a una cumbre en busca del sol; encuentra niebla, desciende y explica el magnífico espectáculo que ha visto.
Cuatro cosas no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza.
Nada es más grato al espíritu del hombre que el poder de la dominación.
Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.
El primer paso hacia la filosofía es la incredulidad.
Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación.
La fuerza y el engaño son, en la guerra, las dos virtudes cardinales.
Los que aprueban una opinión, la llaman opinión; pero los que la desaprueban la llaman herejía.
Hay muy pocos que sean tan necios que no prefieren gobernarse a sí mismos antes que ser gobernados por otros.
De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines.