La sátira es el arma más eficaz contra el poder: el poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos, porque la risa libera al hombre de sus miedos.
No hay nada más divertido que cuando ocurre algo inesperado en un funeral, porque en una situación trágica es cuando uno tiene más ganas de reírse: eso es el humor, lo inesperado.