Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.
En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber.
Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.
La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento. Son los que saben poco, y no los que saben más, quienes afirman tan positivamente que este o aquel problema nunca será resuelto por la ciencia.
El malo lo es por ignorancia, y por tanto se cura de ello con la sabiduría.
La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea.
Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.
Una dictadura es un estado en el que todos temen a uno y uno a todos.
El amor es un juego; el matrimonio, un negocio
De todo esto no sale otra explicación, salvo que la contradicción es el móvil e imprevisible fondo del alma humana