Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.
En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber.
Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.
La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento. Son los que saben poco, y no los que saben más, quienes afirman tan positivamente que este o aquel problema nunca será resuelto por la ciencia.
El malo lo es por ignorancia, y por tanto se cura de ello con la sabiduría.
Cuando soy buena, soy buena; cuando soy mala, soy mucho mejor.
Entre dos males, siempre escojo el que no he probado nunca
¿Tienes una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme
Yo creo en la censura. He hecho una fortuna fuera de ella
La moral tiene su propia recompensa, pero no la venden en taquilla