Hay que instruir a la juventud riendo; reprender sus vicios con dulzura y no asustarla con el nombre de la virtud.
De mis disparates de juventud, lo que me da más pena no es haberlos cometido, sino no poder volver a cometerlos.
La inexperiencia es lo que permite a la juventud llevar a cabo lo que la vejez sabe que es de imposible realización.
El problema de la juventud de hoy es que ya no forma uno parte de ella.
La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu.
La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces.
Un buen padre vale por cien maestros.
No es nada fácil abandonar la virtud; ella atormenta durante mucho tiempo a los que la abandonan.
Hay mucha diferencia entre viajar para ver países y para ver pueblos.
Una de las ventajas de las buenas acciones es la de elevar el alma y disponerla a hacer otras mejores.