Por naturaleza, los hombres gustan de ver cosas nuevas y de viajar.
Como todos los grandes viajeros -dijo Essper- yo he visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto.
El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día.
Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte.
El que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios.
Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite.
La vida no consiste en tener buenas cartas sino en saber jugarlas cuando viene una mala mano.
Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir.
No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies.
Las mentiras más crueles son dichas en silencio.