El que algo sea cierto no significa que sea convincente, ni en la vida ni en el arte.
El acento es el que convence y no la palabra.
He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.
Al inteligente se le puede convencer; al tonto, persuadir.
A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse.
La gente habla de la mayoría de edad. Eso no existe. Cuando uno tiene un hijo, está condenado a ser padre durante toda la vida. Son los hijos los que se apartan de uno. Pero los padres no podemos apartarnos de ellos.
Los historiadores son personas que se interesan por el futuro cuando éste ya es pasado.
La mayoría de las personas prefieren confesar los pecados de los demás.
Si conociéramos el verdadero fondo de todo tendríamos compasión hasta de las estrellas.
El odio no es más que carencia de imaginación.