El que algo sea cierto no significa que sea convincente, ni en la vida ni en el arte.
El acento es el que convence y no la palabra.
He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.
Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte.
Al inteligente se le puede convencer; al tonto, persuadir.
El que no sienta ganas de ser más, llegará a no ser nada.
Sucede con frecuencia que llega uno a encontrar una idea que buscaba, llega a darle forma, es decir a obtenerla, sacándola de la nebulosa de percepciones oscuras a que representa, gracias a los esfuerzos que hace para presentarla a los demás.
La falta de caridad y de amor proceden de una falta de imaginación. Una ligera molestia propia nos duele más que el espectáculo de un terrible dolor ajeno, y el propio apetito nos incita más que el pensar en todo el hambre del prójimo.
El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando.
Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.