Los celos son la medianería entre el amor y el odio.
Menudencias leves como el aire son para el celoso pruebas irrefutables como un testimonio de las Sagradas Escrituras.
Los celos de la mujer proceden ordinariamente del despecho; los del hombre son hijos del egoísmo.
Ni siquiera la prueba de lo absurdo de sus sospechas podrá consolar al celoso, porque los celos son una enfermedad de la imaginación.
El que no tiene celos no está enamorado.
No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy.
En este siglo acabaremos con las enfermedades, pero nos matarán las prisas.
Casi siempre que un matrimonio se lleva bien, es porque uno de los esposos manda y el otro obedece.
Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir.
Amar y sufrir es, a la larga, la única forma de vivir con plenitud y dignidad.