La historia no es más que una maldita cosa tras otra.
El valor de la historia no es científico, sino moral. La historia, el liberalizar la mente, profundizar en las simpatías y fortalecer la voluntad, nos permite controlar, no la sociedad, sino algo mucho mucho más importante, a nosotros mismos; nos prepara para vivir de una forma mucho más humana en el presente y enfrentarnos al futuro en lugar de predecirlo.
Si uno pudiera revivir para los otros algunas de las antiguas y complejas intrigas, muertas y cubiertas de telarañas, e insuflar aliento y carácter en los nombres muertos y en los rígidos retratos. Eso, en mi opinión, es historia.
La parte mas filosófica de la historia es hacer conocer las tonterias cometidas por los hombres.
Sin democracia la libertad es una quimera.
El amor es como los niños recién nacidos, hasta que no lloran no saben si viven.
Hay artistas que prefieren pasar por genios a pasar por estudiosos. Yo no he estudiado nunca, dicen, yo no sé cómo pinto, yo no sé cómo escribo. No lo creáis, son coqueterías de artista. El genio es una gran paciencia y el premio de un gran trabajo.
El verdadero carácter siempre aparece en las grandes circunstancias.
La admiración no interroga nunca, con admirar comprende.
Mujeres: no os enamoréis nunca de un hombre de genio porque al genio, en casa, sólo le queda el mal genio.