La discreción en las palabras vale más que la elocuencia.
Quien no puede guardar sus pensamientos dentro de sí, será incapaz de hacer grandes cosas.
Los charlatanes son los hombres más discretos: hablan y hablan y no dicen nada.
Tu amigo tiene un amigo, y el amigo de tu amigo tiene otro amigo; por consiguiente sé discreto.
Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar.
El que revela el secreto de otros pasa por traidor; el que revela el secreto propio pasa, hijo mío, por imbécil.
Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.
La tristeza es una enfermedad en la que cada paciente debe tratarse a sí mismo.
El que tiene miedo de la pobreza no es digno de ser rico.
La imaginación es la loca de la casa.