La discreción en las palabras vale más que la elocuencia.
Quien no puede guardar sus pensamientos dentro de sí, será incapaz de hacer grandes cosas.
Los charlatanes son los hombres más discretos: hablan y hablan y no dicen nada.
Tu amigo tiene un amigo, y el amigo de tu amigo tiene otro amigo; por consiguiente sé discreto.
Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Al que mal vive, el miedo le sigue.
La poesía tal vez se realza cantando cosas humildes.
Donde hay música no puede haber cosa mala.
El hacer el padre por su hijo es hacer por sí mismo.