El día afortunado es como un día de cosecha; en cuanto el trigo está en sazón, hay que apresurarse a recogerlo.
Para conseguir la más pequeña fortuna, vale más decir cuatro palabras a la querida de un rey que escribir cien volúmenes.
Si dais la impresión de necesitar cualquier cosa no os darán nada; para hacer fortuna es preciso aparentar ser rico.
El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa.
Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba.
Aléjese de los palacios el que quiera ser justo. La virtud y el poder no se hermanan bien.
Y rara vez la suerte en su vaivenes conforma las edades con los bienes.
Bajo la máscara de la temeridad se ocultan grandes temores.
Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado.
El crimen hace iguales a todos los contaminados por él.