El día afortunado es como un día de cosecha; en cuanto el trigo está en sazón, hay que apresurarse a recogerlo.
Para conseguir la más pequeña fortuna, vale más decir cuatro palabras a la querida de un rey que escribir cien volúmenes.
Si dais la impresión de necesitar cualquier cosa no os darán nada; para hacer fortuna es preciso aparentar ser rico.
El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa.
Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba.
El alma más fuerte y mejor constituida es la que no se enorgullece ni enerva con los éxitos y a la que no abaten los reveses.
La paciencia tiene más poder que la fuerza.
El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender.
Disfrutar de todos los placeres es insensato; evitarlos, insensible.
La amistad es animal de compañía, no de rebaño.