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No hay riqueza sino vida.
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De la rivalidad no puede salir nada hermoso; y del orgullo, nada noble.
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Desterrar la imperfección es destruir la expresión, oponerse al esfuerzo, paralizar la vitalidad.
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La grandeza no se enseña ni se adquiere: es la expresión del espíritu de un hombre hecho por Dios.
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Las grandes naciones escriben sus autobiografías en tres manuscritos: el libro de los hechos, el libro de las palabras y el libro del arte.