Estar contentos con poco es difícil; con mucho, imposible.
El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que nuestras aspiraciones sean muy altas y las desaprovechemos, sino que son demasiado humildes y las alcanzamos.
Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha, al mismo tiempo, fue el no aceptar las cosas como me eran dadas.
Jamás se descubriría nada si nos considerasemos satisfechos con las cosas descubiertas.
Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción.